Diciembre



23 de diciembre

Navidad y Eucaristía

Dios es El-que-viene. No solo en la Navidad, ya tan próxima, sino en cada Eucaristía. Podemos analogar el Nacimiento de Jesús con la Consagración eucarística, donde comienza a ser visible, aunque ocultando su Humanidad. El pesebre de Belén, donde se deja al Niño, con el Sagrario. Y la Comunión con el “comérselo a besos” que las madres intentan con sus recién nacidos.



24 de diciembre

Desciende como Cristo en Nochebuena

Esta noche es Nochebuena. Los ojos del Niño dan nuevo fulgor a las estrellas: nada es igual en nuestro mundo porque ha bajado Dios. Belén es una cátedra, y Jesús nos dijo explícitamente que aprendiéramos de Él en la humildad de corazón. ¿En qué consiste la humildad que Cristo espera que vivamos? Precisamente, como Él, en descender. El deseo de afirmarnos, de enaltecernos, nos incapacita para ser del resto de Israel que esperó al Señor.



25 de diciembre

El Niño salva y es para ti

El ángel dijo a los pastores: “Les ha nacido un Salvador”. No en impersonal, sino para ustedes, es suyo. Nos salva liberándonos de cualquier lastre, pero sobre todo nos salva porque se nos da Él: todo lo suyo es nuestro. Regalo del Padre que no alcanzamos a comprender, pero que esta noche, la Nochebuena, intentemos abrir nuestro corazón para que lo una al Suyo.