Nuestra Señora de Guadalupe



Las rosas de Guadalupe

En la víspera de la Solemnidad de la Santísima Virgen de Guadalupe, agradecemos a Dios esta muestra de amor tan grande. En la historia de la cristianización de América, Ella es la Estrella de la Evangelización. Las rosas del Tepeyac nos muestran lo más delicado del Amor divino.



Nuestra Señora de Guadalupe es Madre

En María de Guadalupe encontramos la fusión de la nueva raza: Ella se hace la primera mestiza. Muestra de amor que nos hace sentirnos particularmente de María. Madre de Dios, sí, pero también decimos, con total verdad, Madre mía. Es un motivo de gozo y una responsabilidad: tienes que parecerte a María.



Guadalupe, Marianidad

Una Madre –la Madre de Dios– que viene a hablarnos con las palabras más consoladoras y cariñosas… ¿y aún temo? Me falta “marianidad”, el impulso de Aquella que me hace creer más, esperar confiado y encenderme en amor. María de Guadalupe es un privilegio y una responsabilidad: ser totalmente de Dios.