Filiación divina



Salmo II

El Salmo II nos recuerda que somos hijos de Dios. Al identificarnos con Cristo, Él nos asume en su filiación al Padre, y participamos de su Naturaleza divina.



Idea madre: Dios es Padre

Volver siempre, para fundamentar nuestra vida, a las ideas madres. En Gálatas 4, 4-5 san Pablo enseña una: el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos hijos de Dios, enviando el Espíritu para que tratemos familiarmente al Padre. Conciencia de su cercanía, con la oración del “Hijo mío que estás en la tierra”, de Peñalosa.



Hijos de Dios movidos por su Espíritu

La carta a los Romanos habla en profundidad del designio de Dios para las creaturas racionales: comunicarles la vida divina, hacernos hijos de Dios. Y que todo ese proyecto inaudito del Padre tiene lugar a través de Cristo, ya que participamos de esa única Filiación. San Josemaría repetía que ese debía ser el fundamento de nuestra vida espiritual, proporcionarnos alegría y paz.