Muerte



Ancianidad y muerte

“Haz que yo muera en un acto de perfecta caridad hacia Ti”. Esta oración define el modo de afrontar la muerte: como una meta hacia la cual caminamos y que nos impide “jubilarnos” en esta vida. Al paso del tiempo, crecer en el amor. Por eso la ancianidad debe ser el momento de más esplendor espiritual.



Ante la muerte, dar fruto

Es imprudente no plantearse el fin de la vida como realidad personal. Porque es absolutamente cierto que nos llegará: el tiempo no es ilimitado, y ante esa consideración se nos presenta la urgencia de dar fruto. La parábola de los talentos nos interpela sobre el uso que damos a ese talento que se llama tiempo.



Morir en un acto de perfecta caridad hacia ti

La realidad de la muerte, además de ser una verdad de fe, es un hecho comprobable. Todos hemos de pasar por ese trance, pero esforzándonos por verlo como la cúspide de nuestra vida. Anhelamos el encuentro cara a cara con el Señor, y lo adelantamos muchas veces. Pidámosle saber “morir en un acto de perfecta caridad”, intentando crecer en el amor con cada acción.