Infierno



Que nadie se condene

La pasión y muerte de Cristo, tan terribles, manifiesta su gran deseo de que nadie se condene. Es espantoso el peligro de la soledad absoluta, el estado de auto exclusión de Dios. Jesús lanza continuas advertencias. Y cuenta con nosotros para ayudar a los que están en riesgo de condenación. Es la tarea más importante que podemos hacer sobre la tierra: llevar almas a Jesús. Oración, mortificación, ejemplo… y tratar alma por alma.



Evita el infierno purificándote

La revelación cristiana se desnaturalizaría si omitiéramos hablar del infierno. La puerta que conduce a la perdición es ancha: esforcémonos por atinar con la estrecha. Vida de penitencia, a ejemplo de san Josemaría.



Training para evitar el infierno

Jesús advierte el peligro: hay que temer no a los que matan el cuerpo, sino a los que pueden enviar cuerpo y alma a la gehenna. Para evitar el peligro del pecado, buscar la ascesis, el entrenamiento (training), la negación continua, como el latir del corazón. Ejemplo de san Josemaría.