Infierno



Infierno y pecado

Un dogma de fe del que oímos hablar poco: la existencia del infierno. Sobre aviso no hay engaño: el infierno es una consecuencia de la decisión voluntaria del hombre que se aparta de Dios. Nadie está seguro: pensar el caso de Judas, que fue llamado por Jesús y lo siguió ilusionado al principio, pero poco a poco fue pareciéndole mal lo que predicaba el Maestro. Se le endureció el corazón y acabó suicidándose. Escarmentar en cabeza ajena.



Cómo irse al infierno

Jesús nos retrata el candidato ideal para irse al infierno. El rico epulón, que aparece fracasando en un triple nivel: el personal, el social y el trascendente. Un hombre mortificado, que vive desde la fe y el amor las obras de caridad, es el candidato para el Cielo.



Existencia del infierno y ejercicio de la misericordia

Haríamos traición a la revelación de Jesús si silenciáramos sus múltiples referencias al castigo eterno. Y haríamos traición a nuestros contemporáneos, al no advertirles un peligro mortal y eterno. Jesús advierte que podríamos caer en el infierno si nos cerramos a las necesidades graves del prójimo. Pensemos en la obra de misericordia que supone acoger al rechazado, al que está solo.