Noviembre



11 de noviembre

El germen de vida  que nos comunica el Espíritu Santo

Los pájaros robaron la semilla en la primera clase de tierra en que el Sembrador divino la esparció. No lo permitamos, porque esa semilla es la misma Vida que nos comunica el Espíritu Santo. Permitámosle que actúe, evitando que el naturalismo –la falta de visión sobrenatural– nos inunde la existencia.



12 de noviembre

Advertir la presencia y acción del Espíritu Santo

El envío del Espíritu Santo por parte de Jesús es la razón de nuestra alegría, porque con su ayuda avanzamos seguros en nuestro camino al Cielo. El Paráclito nos enseña a adorar a Dios Padre en espíritu y en verdad, a través de una verdadera adoración que procede de la parte profunda de nuestro yo. Escuchemos sus mociones interiores, porque Él actúa constantemente. Nos habla sobre todo invitándonos a abrazar la cruz.



13 de noviembre

La vida nueva de la contemplación

Un nuevo modo de vivir en la tierra, un modo divino, sobrenatural, maravilloso. Buscar, como san Josemaría, la asidua experiencia unitiva. La pedagogía para la contemplación la ofrece el santo en la homilía “Hacia la santidad”. Es como la falsilla que usábamos al escribir para que las líneas no se nos desviaran. Primero una jaculatoria, después otra, hasta que las palabras resultan pobres, y se pasa a mirar a Dios sin descanso y sin cansancio.