Filiación divina



Reencuentra al Padre celestial

El Padre celestial envía a su Hijo al mundo para hacer posible que fuéramos hijos suyos. Jesús vive un profundo sentido de filiación y nos enseña ante todo a ser hijos. El título teológico central de Jesús es “Hijo”. Y de nosotros también: “yo pensaba que era hombre, ahora sé que soy hijo”. Redescubrir al Padre, con la conciencia de nuestra radical indigencia necesitada de un padre.



Da relieve al Padre celestial

Ocuparme de las cosas de mi Padre, dijo Jesús a María y a José en el Templo de Jerusalén. Ellos guardaron esas palabras, meditándolas. Hagamos lo mismo, comprendiendo que Jesús nos ha hecho conocer al Padre, invitándonos a glorificarlo. ¿Es ahora para mí el Gran Desconocido? Recuperémoslo también a través del Padrenuestro.



Ustedes son dioses

El Verbo se hace hombre de María: segundo a segundo toma carne de esa carne, sangre de esa sangre. Tal es el plan maravilloso del Padre: que el Verbo también se haga de nosotros, a partir de nuestra carne y de nuestra alma, por la recepción eucarística y por nuestra contemplación de la Santísima Humanidad del Señor.