Vida de oración



Orar sin interrupción es el remedio

Nos alegra saber, por el testimonio de los Evangelios, las costumbres de Jesús. Una de ellas: la de levantarse antes del amanecer para hacer oración en lugares solitarios. Nosotros queremos ir por idéntico camino, intentando que esa comunicación de intimidad se convierta en continua y unitiva.



Sentarse para orar

María de Betania recibió del mismo Señor la confirmación de su opción: lo único necesario es llenarse de Jesús. Para eso, resulta imprescindible, como María, sentarse. Así iremos logrando no solo hacer oración, sino ante todo ser almas de oración. El cristianismo del tercer milenio debe distinguirse en el arte de la oración.



Velar, orar, alegrar

Jesús ofrece en su predicación “programas de vida”. Uno de ellos es: Velen y oren en todo tiempo… para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre”. Se trata, pues, de no dormirse, manteniéndonos en oración, y entonces tendremos el gozo y la paz del Espíritu Santo. Seremos mensajeros de alegría.