Vida de oración



Conviene orar siempre

Hay actividades que no conviene “hacer siempre”, por ejemplo, siempre comer, siempre dormir, siempre reír, siempre llorar. En cambio, la Escritura nos dice que nos conviene estar siempre orando. Será que nos va muy mal cuando no lo hacemos. Orar de todas las maneras; fijémonos en una muy sencilla: la repetición incesante del nombre de Jesús.