Eternidad



El caso del Buen Ladrón

La Teología escudriña la Revelación para obtener sus conclusiones, deseando conocer mejor cuanto Dios ha querido decirnos. El pasaje del Buen Ladrón es toda una pedagogía del más allá: Jesús juzga, Jesús recompensa, Jesús es el objeto de esa recompensa. Abrirnos a las palabras y a los gestos del Hijo de Dios para adelantar el momento de comparecer ante Él.



Morir para vivir

Jesús invita a saber perder la vida para en verdad ganarla. Porque existe el peligro de perderla para siempre, teniendo como resultante el fracaso absoluto de toda nuestra existencia. Viviendo la mortificación –perdiendo la vida- la aseguramos para la eternidad.



Antídoto para la inmortalidad

Semana XXXIV del tiempo ordinario, última semana del Año litúrgico, los tintes de la liturgia de la Palabra son apocalípticos. No para invitarnos a la elucubración, sino para pensar en la eternidad. Veamos así la Sagrada Comunión, Pan de Vida eterna, antídoto para la inmortalidad.