Recogimiento



Kerygma y recogimiento

La vida humana es, ante todo, búsqueda de sentido. Clarificar nuestro fin, porque somos caminantes, y la seguridad de la meta nos permite tener una vida plena. Será dichosa si mantenemos si escuchamos el kerygma, el anuncio del Resucitado que nos acompaña, Aquel que buscamos y encontramos en lo profundo de nuestro yo.



Recogerse para orar

Un ciego que Jesús lleva fuera del pueblo y paulatinamente le devuelve la vista nos revela el proceso de la oración: alejarse del bullicio, meterse en lo profundo y lograr así ver el Rostro del Señor.



Recogimiento: escóndete en lo escondido.

Todos los gestos de Jesús son salvíficos. Y Él se retiraba con frecuencia a orar. El Padre lo llamaba a través del Espíritu para que entrara en comunicación con Él. Deseamos que la oración llegue a ser en nosotros algo connatural. El don de la palabra viene de Dios que nos habla y espera de nosotros la palabra de respuesta. Lo más difícil de la oración es el recogimiento; conseguido éste, estamos orando.