Humanidad Santísima



Devoción a las Llagas de Cristo

El 23 de septiembre celebramos la memoria litúrgica de san Pío de Pietrelcina, el santo estigmatizado. Dios dispuso que tuviera ese signo visible para hacerlo participar de su Pasión en una identificación también externa con el Señor. Este signo nos invita a mirar las Llagas de Jesús, aprendiendo, como pide san Josemaría, a “meternos” en cada una de esas heridas del Señor. Ahí saldremos purificados, fortalecidos, encendidos y enamorados.



La Encarnación nos ancla

Son incontables los beneficios que nos ha traído la Encarnación del Verbo. Nos fijamos ahora en uno: impide que nuestra vida espiritual sea “ideática”, abstracta, que ande navegando por el éter. Nos ancla en una Persona concreta, histórica, real, de carne y hueso. Pero hemos de lograr el conocimiento personal de esa Persona, hasta que sea la que más tratemos y mejor conozcamos.



Amar al Resucitado

La resurrección de Cristo es un misterio que llena de contenido nuestra fe. No solo porque nos confirma en la verdad de su divinidad, sino porque llena –o debe llenar- nuestro espacio vital. Porque vive, habla, oye, ama, acompaña. Y nos pide nuestro ser, con amor no solo de agápe sino también de eros.