Humanidad Santísima



Dichosos lo ojos

Es notable la frase de Jesús: Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. ¡Se está refiriendo a Él mismo! Sí: nosotros tenemos esa dicha, pero… ¿realmente lo vemos y lo oímos? Incluso podemos tocarlo, comerlo, vivir una misma vida. Esa es nuestra dicha, también porque interpretamos los signos que quiso dejarnos: hagamos el ejercicio de contemplar sus Llagas.




La faz de Cristo

Al rezar el Ángelus se nos hace presente el misterio central de la historia de la humanidad: la Encarnación del Verbo. Además de la eficacia salvífica del mismo, podemos aprovechar el gran regalo de la Santísima Humanidad de Cristo para nuestra contemplación. Santa Teresa de Jesús es la gran maestra en este “representarse delante del Señor”.



Rumor en la comunidad postpascual

Los seguidores de Jesús que habían estado con Él en la vida y en la muerte comienzan a oír un rumor que se trasmite de boca a boca: ¡Dicen que está vivo! Y comienzan a llegarles testimonios de unos y de otros. Busquemos vivir con la conciencia del que está vivo, experimentando la más amable de las compañías y centrando en Él el amor de nuestro corazón.