Alegría



Cara de funeral

Las primeras palabras de la Ex. Ap. Evangelii gaudium nos invitan a renovar la alegría del encuentro con Jesús, siempre posible. Permanece siempre ese punto de esperanza que irá surgiendo incluso en las situaciones más dolorosas. El encuentro con Jesús nos hace sembradores de paz y de alegría.



Aleluya, Alegría, Iucunditas.

Mens concordet voci, es una expresión útil para la celebración litúrgica. Por ejemplo, al decir “Aleluya” ¿estamos en realidad glorificando a Dios? (hallelú-Yá). Porque el Evangelio es alegría, y a Dios le damos alegrías cuando nos ve felices. Perderla es señal de que nos desconectamos de Dios. La iucunditas es una virtud que podemos fomentar, y nos lleva a convertir en alegre sonrisa las cosas vistas y oídas.



Alegres en el Espíritu

El Reino de Dios es gozo en el Espíritu Santo. Dios es el inventor de la alegría, nos la trasmite y quiere que vivamos inmersos en ella. El pecado es triste. La alegría es el segundo de los frutos de la presencia de Dios en el alma, luego del amor. Aleja el mal de la tristeza, causado por la envidia, el desaliento y el egoísmo.