Agradecimiento



Te Deum laudamus

Siempre es tiempo y ocasión de acción de gracias a Dios, porque lo que procede de su Mano –que es todo- es sin duda una gracia muy especial. Los santos encontraban especiales motivos de agradecimiento en lo amargo, lo doloroso, lo áspero. ¿Lo podremos hacer también nosotros?



Dar gracias a Dios por todo

La primera de las trece cartas que escribió san Pablo está dirigida a los tesalonicenses. Les expresa sus deseos como recién convertidos, y los anima a dar gracias a Dios por todo, porque esto es lo que Él quiere. Y apostilla: “en Cristo”. Sí, porque la razón fundamental de agradecimiento es tenerlo a Él. Y, con Él, agradezcamos todos los dones de naturaleza y gracia que nos ha concedido.



Dios nos quiere agradecidos

“Den gracias en todo… que esto es lo que Dios quiere de ustedes”, dice san Pablo a los Tesalonicenses. Sí, a Dios le agrada encontrarnos conscientes de sus dones. El pecado de satán fue, en el fondo, de ingratitud. Ser agradecidos nos lleva al optimismo, a la esperanza y a la visión de fe: todo proviene de la Mano amorosa del Señor.