Espíritu Santo



El Espíritu Santo nos es imprescindible

Como los Apóstoles, también nosotros no podemos salir al mundo para convertirlo si no somos llenados del Espíritu de Dios. Ayudemos a la suave acción interior del Espíritu Santo siendo reflexivos, evitando la precipitación. Detenernos, para captar qué nos quiere decir el Espíritu Santo, aunque aquello sea contrario a nuestra inclinación natural.



El Santificador

Una ilusión: quedar también nosotros, como los Apóstoles en Pentecostés, llenos del Espíritu Santo. La santidad es efecto de su acción, y las bienaventuranzas son resultado de la presencia de los dones. Comprender las verdades de fe, saborearlas, vivir desprendidos de lo material, aborrecer el pecado… todo eso viene con la acción del Santificador.



Espíritu Santo versus naturalismo

Ven, oh, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles. Le pedimos vivir inmersos en su atmósfera. Que nos haga “espirituales”, no solo porque tenemos un alma espiritual, sino porque estamos colmados del Espíritu de Dios. La actitud opuesta es el naturalismo: la existencia humana está controlada solo por fuerzas naturales. Ejemplos de naturalismo: la sola prudencia humana, éxitos y fracasos al modo de entenderlos las empresas humanas, etc.