Tiempo para penitencia

Jesús comienza su predicación invitando a la conversión y a la penitencia, porque está cerca el reino de Dios. La penitencia podemos entenderla tanto como virtud –dolor del alma por los pecados– como a las obras de penitencia. Ambas son necesarias para recibir el Reino. El dolor del alma incluye antes que nada el reconocimiento de nuestros propios pecados, evitando señalar culpables. Las obras de penitencia nos producen el peso de una sublime e incomparable gloria.