Amor



Agapé sin eros

La perla preciosa y el tesoro escondido es el Amor que Dios nos tiene. Es descubrir que todo en Dios es Amor, e introducirnos en esa dinámica. A pesar de sus múltiples sentidos semánticos, el Amor es uno. Y el hombre debe amar en cuerpo y alma, y junto al agapé debe darse el eros. “Cuando esas dos dimensiones se separan completamente, se produce una caricatura o, en todo caso, una forma mermada del amor” (Enc. Deus caritas est, n. 8).



Reino del Amor

La Trinidad concede a María el reinado universal al encontrar en su corazón la plenitud del amor. Será nuestro también el universo entero si aprendemos ese modo de obrar, de vivir y de morir. Es triste separar el eros del ágape, pues el amor es de la persona toda: no sólo de su apetito racional sino también del sensitivo. Erradicar el eros con el Eros.



Don de la amistad de Cristo

Un corazón en búsqueda es un corazón que no se establece en la rutina. Es inquieto, no es pasivo. ¿Tenemos inquietud de algo más? ¿Tenemos ansias de cosas mayores? Todo eso es muy buena señal. Buscamos ante todo el flujo de comunicación entre el Corazón de Jesús y el nuestro.