Confesión



Confesión: modos de mejorarla.

Cada vez que me acerco a Jesús, Él me salva. Y me sana, y me libera. Vino a eso, no a condenar al mundo. E instituye un sacramento tan maravilloso que debe causarme estupor y llenarme de paz. Confesarme es liberar mis pesos. Pero corremos el riesgo de la rutina, y perder de vista que, ante todo, vamos a pedirle a Jesús perdón de haberlo contristado, y no de haber fallado en nuestro autoperfeccionamiento.