Pureza, Santa



Pureza: fruto del amor.

Jesús, maestro de moral, no se queda en la exigencia externa, sino que mira el corazón. Quien mire con malos deseos a una mujer, ya adulteró con ella en su corazón. La clave, pues, será cambiar los malos deseos, pues el acto sigue al deseo. Un amor mayor, un corazón encendido, lleva a la pureza de corazón, y somos entonces capaces de la castidad.