Pureza de corazón



Recogimiento y corazón limpio

Nuestra vida es “andar a la caza de Dios”. O, mejor, permitirle a Dios que nos atrape (“mucho ayuda el que no estorba”). Pero Dios está escondido en lo profundo y solo se entra en contacto con Él cuando logramos el silencio interior y un corazón limpio. San Agustín es un ejemplo: supo mirar en lo íntimo de sí mismo, y fue siempre un buscador de la verdad. Evitar la superficialidad.