Rosario





El Rosario es María

Más que una devoción, el Rosario nos introduce en la esfera vital de María. Ella rezó –y reza un permanente Rosario- pues los misterios de la vida de su Hijo se le grabaron en el corazón, y los actualiza incesantemente. Hagamos también nosotros de nuestra vida un Rosario que, comenzando aquí, se prolongará en la eternidad.



Ambiente de Rosario

San Juan Pablo II introdujo en el Rosario los Misterios Luminosos, abriéndonos cauces de contemplación de la vida pública de Jesús. Su carta Rosarium Virginis Mariae invita a descubrir la belleza del Rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Mucho ganaremos rezando bien el Santo Rosario de Nuestra Señora.



Rezar bien el Rosario

“¿Quieres amar a la Virgen? Pues ¡trátala! ¿Cómo? Rezando bien el Rosario de nuestra Señora”. Rezar bien supone entrar en sintonía de corazones, contemplar los misterios de nuestra salvación desde María. Busquemos experimentar la gracia propia de cada Misterio, pues esta práctica es mariana, pero está centrada en la cristología.