Valorarla



Nada más valioso que la Misa

La vida de Cristo se desarrolla como en un drama, donde aparecen el Protagonista y el antagonista; el reino de los cielos y el de las tinieblas, la vida y la muerte, la gracia y el pecado… El desarrollo del drama alcanza un clímax en el Calvario. Ahí se da el desenlace y ahí estamos cada día en Misa. Por eso su valor es inconmensurable como recordaba san Pío de Pietrelcina.



Alcances de la Eucaristía

Nos sirve contextualizar el ambiente de Jerusalén, el Templo y los sacrificios de corderos, en la simultaneidad con la Última Cena. Es el paso de la figura a la realidad, cuando el Cordero de Dios instituye el sacramento de su Cuerpo entregado, de su Sangre derramada. Sensibilizar con la sensibilidad del Corazón eucarístico, es la garantía de eficacia.



La Misa es trabajo

Donde está tu tesoro, ahí está tu corazón.
Nos es necesario educar nuestros deseos, para desear lo consistente de la eternidad
y no lo efímero de lo temporal.
Deseemos la Misa, viéndola como el tesoro de la Humanidad,
prescindiendo de las coordenadas espacio-temporales para irnos al Calvario.
Cuesta trabajo, comenzando por el recogimiento. Pero ahí está la eficacia.