Ceniza, humildad.

Dijo Yahvé a Adán al expulsarlo del paraíso: comerás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo volverás (Gen 3, 19). El inicio de la Cuaresma nos ubica en nuestra nada, y nos recuerda que solo en la conversión a Dios encontraremos la vida y la felicidad. Rectitud de intención, para que las obras reciban el pago del Padre celestial.