Agradecimiento



Favorecidos y agradecidos

¿Qué tengo, que no haya recibido? ¿Qué hago, al olvidar que todo es don de Dios? Mi gratitud es consecuencia lógica de mi nada. Mi condición delante de Dios es la del que solo tiene el agradecimiento para corresponder. Es consecuencia de corazones delicados, y la abundancia con que Dios nos colma puede embotar nuestra sensibilidad. “Os aconsejo –decía san Josemaría– que llevéis una vida de acción de gracias”.