Contrición



Contrición liberadora

Las lágrimas de la mujer pecadora en casa de Simón el leproso manifiestan las características de la verdadera contrición. Hemos de reconocernos pecadores, y pedir perdón, pero cuidando de que nuestro dolor no provenga de la humillación de ser falibles sino de no perder de vista la Persona del Señor. Una buena contrición lleva a una buena confesión, en la que tomamos conciencia de estar ante el tribunal de Dios, al que le solicitamos el perdón.