Paz interior



No pierdas la paz

Bienaventurados los pacíficos… Quizá no consideramos mucho esta bienaventuranza. Y tiene como fruto el reconocimiento de los tales como hijos de Dios. Un gran bien, una herencia del Señor que, si la perdemos, podremos recuperarla cuanto antes volviendo a poner en Él nuestra mirada. Analizar nuestro mundo interior para que se llene solo de lo positivo.