Padres de nosotros mismos

Como san José, hemos de cuidar al Jesús que debe crecer en nosotros “en edad, sabiduría y gracia”. “No soy yo el que vivo, es Cristo quien vive en mí”, repetía san Pablo. Y por eso todos somos en cierto sentido padres de nosotros mismos, de formar al Jesús que hemos de ser. De ahí que san José pueda darnos tantas lecciones, ya que su tarea fue custodiar al Redentor.